La Iglesia de San Carlos Borromeo en Amberes

Iglesia de San Carlos Borromeo en Amberes

En Amberes hay una plaza, que podríamos casi colocar en cualquier ciudad de Italia, la Hendrik Conscience, donde se halla la preciosa Iglesia de San Carlos Borromeo, uno de los edificios más bellos de la ciudad. Después de la invasión de Amberes por Alejandro Farnesio en 1584, los invasores españoles obligaron a todos los protestantes a abandonar la ciudad o convertirse al catolicismo en un período máximo de cuatro años.

No sólo la población de Amberes, casi la mitad, emigró en el plazo de dos años, sino que esta invasión y sus decretos, provocó el inicio de la Contrarreforma, un movimiento dirigido por los jesuitas para hacer frente a la reforma de los protestantes.

El proyecto más visible de este movimiento fue precisamente la construcción de la Iglesia de San Carlos Borromeo, originalmente conocida como la Iglesia de San Ignacio, en honor del fundador de los jesuitas, San Ignacio de Loyola.

La iglesia fue construida por un jesuita, el médico y matemático, François d’Aguilon. Después de su muerte en 1617, le sustituyó el arquitecto local Pieter Huyssens. El interior de la iglesia comenzó a construirse en 1614, y se concluyó en 1621. Se inspiró en la Iglesia del Gesú de Roma, la principal iglesia de los jesuitas. Parte de la decoración, incluyendo las pinturas del techo, se atribuyen a Rubens.

Interior San Carlos Borromeo

En 1718 un rayo cayó sobre la iglesia, provocando un incendio que destruyó buena parte del interior. Pronto fue restaurada por Van Baurscheit, aunque gran parte del mármol original y 39 pinturas del techo de Rubens se perdieron completamente.

La Iglesia de San Ignacio fue vendida por los jesuitas en 1733, cerrándose por un tiempo, hasta que en 1803 se convirtió en iglesia parroquial. Ahí fue cuando se le dio el nombre de Iglesia de San Carlos Borromeo. El edificio fue restaurado varias veces durante los siglos XIX y XX.

El interior, del que originalmente fue casi por entero diseñado por Rubens, incluye un púlpito monumental, que se halla en el centro de la nave. En las capillas laterales se encuentran ocho confesionarios en madera, tallados a mano, además de varias esculturas y otras tallas de interés.

La pequeña plaza que se abre ante la iglesia es patonal, la primera que existió en Amberes, después de que hubiera muchas protestas en los años sesenta debido al intenso tráfico. Hoy en día es difícil imaginar que los coches llenaran una vez esta tranquila plaza. En el sitio también se halla la estatua del escritor flamenco Hendrik Conscience, que tomó ese mismo nombre en 1880, al colocarse la estatua.

Foto 1 Vía Flickr

Foto 2 Vía Flickr

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