La Abadía de Grimbergen, cultura en Brabante
Alrededor del 1120, un hombre llamado Norberto, llegado del Rhin, fundó en Premontré, cerca de Laon, lo que posteriormente sería la Orden Norbertina o la de los Padres Blancos, es decir, la Abadía de Grimbergen. Celoso apóstol y predicador conocido, Norberto exhoró a los sacerdotes de todos los rincones a una vida austera y religiosa.
Y todo porque en Amberes estaba creciendo una importante herejía, que amenazaba con extenderse por todo el país. Norberto salió en defensa de la religión, creando diversas comunidades religiosas en toda Bélgica. Es lo que hizo en Grimbergen, a donde envió monjes para fundar un monasterio.
Los archivos más antiguos encontrados en la abadía datan de 1132, aunque se cree que ya en 1128 Norberto vivía en Amberes, con la abadía ya fundada. Durante el transcurso de los siglos, eso sí, la Abadía de Grimbergen no se salvó de las guerras, el robo o el fuego. En varias ocasiones la comunidad tuvo que huir.
Sin embargo, cada vez que volvían los monjes, la comunidad florecía. Y es que sus miembros siempre se mantuvieron fieles a su lema: «Estar preparados para toda buena obra». En el ámbito de la cultura y las artes, la Abadía de Grimbergen dio muchos manuscritos que, desgraciadamente, muchos se perdieron tras la Revolución Francesa. En su majestuosa iglesia, una obra maestra del barroco brabante, es donde se guardan las reliquias que han logrado sobrevivir.
Después de casi 900 años de historia, la tarea de esta venerable institución aún no ha terminado. Bajo la dirección de su abad, el equipo de monjes sigue viviendo en la abadía. Muchos de sus monjes trabajan en las parroquias vecinas, sirviendo también como profesores, dando catequesis o atendiendo a los enfermos y discapacitados.
Uno de los primeros centros culturales de la región, el Fenikshof, fue erigido por la comunidad. En este centro hay una gran biblioteca, con salas para reuniones y eventos culturales que se ofrecen por doquier.
Foto Vía Belgium View
