Historia del Zoológico de Amberes

Entrada al Zoológico de Amberes

El Zoo de Amberes, uno de los parques zoológicos más antiguos del mundo, tiene una larga y fascinante historia. A pesar de sus más de 160 años de vida, siempre ha seducido y sorprendido a niños y mayores. Desde su fundación, el 21 de julio de 1843, el zoo se ha comprometido siempre en promover las ciencias botánicas y zoológicas.

Su primer director fue el famoso zoólogo y botánico Jacques Kets. El edificio fue inaugurado en 1844 por el rey Leopoldo I. Al ser Kets un eminente taxidermista, la primera colección que albergó el zoológico fue de animales disecados. Poco a poco la colección creció, y comenzaron a verse animales vivos. Una circular se mandó a las empresas navieras del puerto de Amberes, para que los capitanes de los barcos intentaran dan con los animales más extraños que encontraran en sus viajes. Así se hicieron con los primeros animales, práctica que se desestimó pronto.

En su origen, el zoológico estaba situado fuera de las murallas de la ciudad. Su superficie sólo alcanzaba una hectárea. Con los años, crecieron tanto las colecciones de animales como las botánicas, ampliándose el espacio a sus 10 hectáreas actuales. Entre los notables edificios construidos en esta primera etapa cabe reseñar el Templo Egipcio de 1856, y el edificio donde moran hoy los okapis, de 1861. El primer okapi llegó al zoo en 1919.

Hay que decir que en esta época el zoológico aún no estaba abierto para todo el público. Sólo se abría para toda la población los domingos. Las damas con su sombrilla, y los hombres con bastón y sombrero paseaban por sus jardines. A los obreros se les prohibía la entrada. Cosa que, afortunadamente, con el tiempo fue desapareciendo.

Elefantes del zoo de Amberes

El Zoo también le dio un importante auge cultural a la ciudad. Desde su fundación ha organizado conciertos en sus jardines. En invierno se llevaba a cabo un festival de música clásica. Más adelante se decidió demoler el antiguo edificio que albergaba el museo para dar cabida al Salón de Mármol y al Jardín de Invierno. El museo se sitúa ahora en la primera planta de este complejo.

Tras la Segunda Guerra Mundial se decidió reorganizar nuevamente el Zoológico. La iniciativa llevó a la creación de un nuevo parque de acuerdo con los últimos avances científicos, educativos, culturales y estéticos. Los animales lograron tener mayor espacio y más luz. Entre los logros más notables estuvieron los nuevos espacios para los monos, y el Nocturama, de 1968, que alberga una gran colección de aves rapaces y delfines.

Consciente de su misión educativa, el zoológico lanzó desde 1969 sus clases en el zoo. Hoy en día, incluso, miles de estudiantes realizan cada año una visita guiada. Los niños pueden disfrutar y aprender en los jardines. La mayoría de las visitas tienen lugar de marzo a septiembre.

En 1993 el Zoo celebró su 150 aniversario con una extensa lista de actividades. A partir de ese momento se iniciaron nuevos proyectos. En 1997 llegaron al Zoo los pingüinos subantárticos y las nutrias de mar, que se alojaron en el edificio llamado Vriesland. Un paso importante fue la ampliación del Zoo en 1999, con la llegada de los elefantes. El objetivo era crear un gran parque de sabana tropical.

La creación de los pantanos supuso un nuevo hábitat para los hipopótamos, pelícanos, tapires y otras aves acuáticas. Se situaron en lo que se conoce como Hippotopia. Desde el 2006 los osos y los coatíes tienen un nuevo espacio de juegos, así como se reformó el rincón de los reptiles y anfibios. Nocturama también ha sufrido una renovación total en los últimos años, convirtiéndose en un lugar más interactivo y una oportunidad para echar un vistazo a los animales más extraños.

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