Gante de noche, un viaje a la Edad Media
¿Habéis estado alguna vez en la Edad Media?. Sí, sí, en la Edad Media, unos cuantos siglos atrás. La época de las princesas y los caballeros, los héroes de leyenda y las historias de hazañas épicas, la época de los castillos y los trovadores, siglos en los que los juglares iban de pueblo en pueblo y de plaza en plaza cantando sus coplas.
No, no os hace falta ninguna máquina del tiempo. Tan solo disponer de unos días y escaparos a pasar una noche en Gante. De día es una delicia pasear por sus calles y plazas, calcular los metros que aquella torre se adentra en el horizonte o tomar una cerveza frente a los canales. Pero de noche… de noche…
Gante de noche es una ciudad completamente distinta. La iluminación de sus edificios está pensada para llevarnos a la Edad Media. La Catedral de San Bavón, el Ayuntamiento, la torre campanario, las hermosas orillas del Korenlei y el Graslei…
Las luces de los puentes aterrizan en la mística silenciosa del agua de los canales. Pero si apenas se escucha el braceo del agua en los canales, arriba, en las calles y plazas de Gante el bullicio es contínuo. En Bélgica oscurece mucho antes que en España, por eso la gente prefiere tomarse una cerveza por la tarde antes que ir a casa.
Aunque yo prefiero la Gante más nocturna, la silenciosa, la que se aprecia en las sombras de las farolas. He paseado muchas veces de noche por Gante, cuando ya solo quedan en la calle las luces y los puentes. No es una ciudad peligrosa, en absoluto, es una delicia que se disfruta, un momento mágico, como de búsqueda de tesoros.
Suelo acabar siempre asomado a la barandilla del Puente de San Miguel. A mis pies el Graslei y el Korenlei, joyas medievales que merecen mil fotos bajo la oscuridad. Al otro lado la Catedral de San Bavón y el Belfort, como citando mi presencia.
Probad la sensación de pasear de noche por Gante y ya me contaréis… ¿Necesitáis ahora una máquina del tiempo?.
Foto Vía The Hindu