Charleroi, la ciudad negra de Lucky Luke

Charleroi

Nos encontramos en 1666, en pleno apogeo español en Europa, la época en la que ni siquiera el sol se atrevía a ponerse en los dominios hispanos. Al sur de Bélgica, las tropas españolas construyen una fortaleza en honor al rey Carlos II de España. A aquel emplazamiento lo bautizan como Charleroi, es decir, Charles Roy, cerca de la antigua Charnoy, en la región de Valonia. No es que la ciudad-fortaleza se convirtiera en gafe para los intereses españoles, pero, tras su levantamiento, la hegemonía hispana pierde su fuerza. Charleroi se convirtió en un tira y afloja entre franceses y españoles, que se la repartieron hasta 1698, en la que por fin volvió a ser hispana.

Desde el siglo XIX se conoce a Charleroi como la ciudad negra, debido a la gran profusión de minas de carbón que empezaron a construirse en sus límites. Todo ello refrendado por la enorme revolución industrial que, heredada de Gran Bretaña, cruzó el Canal de la Mancha para instalarse en Bélgica. Fue junto con Lieja la primera ciudad industrial belga, trabajándose no sólo el carbón, sino el hierro, el cristal y la metalurgia. Los mineros fueron agrupándose en torno a la ciudad, ya sin murallas, destruidas en 1867. Hoy Charleroi es la cuarta ciudad de Bélgica, con 200.000 habitantes, por detrás de Bruselas, Amberes y Gante.

El centro histórico de Charleroi resulta interesante de visitar. Parte fundamentalmente de la Plaza Carlos II, la plaza más antigua de la ciudad, en la parte alta de la misma. En ella nos encontramos con el edificio del Ayuntamiento, un hermoso conjunto construido en 1936 por John Andre. Presenta una conjunción de estilos que van del neoclásico al art-déco. En su interior se hallan los Museos de Bellas Artes, con hermosas pinturas de los siglos XIX y XX, y el Museo Jules Destrée, famoso político belga. La plaza se remata con una colosal fuente rodeada de todas las banderas de la Comunidad Europea.

Impresiona también la Iglesia Basílica de San Cristóbal, construida en el siglo XVII. De estilo barroco, presenta un colosal altar y un retablo profusamente decorado con frescos, pinturas y mosaicos. Desde el centro de la nave, mirando hacia arriba, una impresionante cúpula corona el recinto. Cerca de aquí, y junto al Palacio de Justicia, visitaremos el Musee du Verre, o Museo del Vidrio, donde podremos aprender todo acerca de este material, sus técnicas de construcción, todo el artesanado tradicional que se viene usando en la ciudad desde hace casi 200 años.

iglesia de San Cristóbal en Charleroi

Otra de las plazas famosas de Charleroi es la Plaza Alberto I, plaza que alberga el centro turístico, comercial  y empresarial de la ciudad. A su lado nos observa silencioso el río Chambre que cruza la ciudad. Uno de los puentes que parte de esta plaza sobre el río es un precioso conjunto decorado con esculturas de Constantin Meunier, el más famoso escultor belga del siglo XIX.

A pesar de conocerse como la ciudad negra, Charleroi es un lugar bellamente conquistado por la vegetación. Innumerables parques jalonan sus amplias avenidas, como la Rue Nove, un gran lugar para ir de compras, o el Boulevard Janson y el Boulevard Roullier donde encontramos la Universidad de Trabajo. No podemos dejarnos atrás, en la Rue de laMontagne unas hermosas casas nobiliarias, concretamente los números 67 y 69, las casas más antiguas de la ciudad que datan de 1694. Junto a ellas, la Escalier des Rames, el único vestigio que se conserva de las antiguas murallas que levantaron los españoles para fundar la ciudad.

Y Charleroi es también la cuna del cómic belga. En ella podemos encontrar a Spirou, el botones del Hotel Moustique, con su atuendo siempre rojo o al famoso Lucky Luke paseando por sus calles, o en alguna parada del metro indicándonos sobre su caballo las líneas que debemos tomar. Una bonita ruta nos lleva a la Avenida General Michel para saludar a Fantasio y Spirou, con su inseparable ardilla Spip , siguiendo hasta el Parque de la Reina Astrid, donde cabalga el más querido vaquero solitario de toda Bélgica.

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Terminamos nuestra visita a Charleroi en la Rue Navez contemplando el Instituto de Notre Dame, un hermoso edificio del siglo XVIII. Junto a este edificio, y tras este breve pero a la vez hermoso recorrido, Charleroi nos deja con la duda de pensar si en realidad la ciudad negra como la llaman debería seguir nombrándose como tal.

Cómo llegar

Charleroi es una ciudad afortunada en cuanto a comunicaciones. Es la ciudad que alberga el Aeropuerto Sur de Bruselas, a sólo 55 kilómetros de la capital belga. En él operan la práctica totalidad de las compañías aéreas por ser Bruselas una de las ciudades con mayor tráfico aéreo. Desde España el enlace perfecto se hace con la compañía de bajo coste Ryanair. Desde este aeropuerto salen continuamente autobuses tanto para Charleroi como para Bruselas.

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