Visita la Grote Markt de Sint Truiden
Realmente no se puede decir que Sint Truiden sea de las ciudades más turísticas de Bélgica. Yo la visité precisamente porque el recepcionista de mi hotel en Bruselas era de allí, y nos enseñó algunas fotos de ella que nos llamaron la atención. Ya que íbamos en coche hasta Lieja y nos cogía de camino, allá que nos desviamos.
Sint Truiden pertenece a la provincia de Limburgo, una ciudad que no llega a los cuarenta mil habitantes. A pesar de no ser demasiado grande tiene catalogados casi doscientos monumentos de gran interés, por lo que recorrerla se antoja casi imprescindible. Y qué mejor que empezar nuestra visita por su céntrica Grote Markt.
¿Qué se puede ver en la Grote Markt de Sint Truden?
La típica plaza del mercado belga, pero esta es realmente enorme. Posiblemente la más grande de las Grote Markt flamencas (dicen que es la segunda más grande de Bélgica). Es un amplio espacio urbano rodeado de palacetes barrocos y neoclásicos y casas de la época. Un buen lugar para sentarse en alguna terraza y disfrutar relajadamente de las vistas con una cerveza belga por delante.
En el centro de la misma se sitúa el Stadhuis o Ayuntamiento, construido a mediados del siglo XVIII, aunque cuenta con un campanario bastante anterior, de principios del XVII. Más antigua si cabe es la escalinata de hierro que se sitúa enfrente, de 1596 más concretamente.
El otro gran monumento de esta plaza es la Colegiata de Nuestra Señora o Vrouwekerk, una iglesia de estilo gótico que fue construida entre los siglos XIV y XV. Muy característica de ella es su torre, que tuvo que ser profundamente rehabilitada en el siglo XIX. Fijaros precisamente en la delicadeza de sus formas.
Hay otros edificios de gran interés tanto en la plaza como en sus alrededores, como por ejemplo la Oude Abdij, una antigua abadía benedictina que tiene su origen en el siglo VII. De aquella abadía no queda nada, y la parte más antigua de la actual corresponde a su torre, que comenzó a levantarse en el siglo XII.
El único pero que tiene esta plaza es que aún está abierta al tráfico. Tan grande como es incluso sirve de aparcamiento, lo que tal vez le quita un poco de belleza y pintoresquismo. Aún así, al volver al hotel no pude por menos que agradecer a nuestro recepcionista la recomendación. Su ciudad, Sint Truiden, es una maravilla.
Foto Vía Vilters Van Hemel