Tintín, el reportero belga de los misterios
No, no, Tintín no es francés. Tintín es belga… claro, porque es de habla francesa… pero Tintín es belga…
Más o menos esta era la conversación que pude escuchar hace unos días en la librería en la que trabajo, y además, en la que vendo libros, ya que son dos cosas muy distintas. Pues sí, con la certeza de que algún día me leerá aquel chico que oía a su padre decir aquello, Tintín es belga, un joven reportero belga, para más señas.
Un joven reportero belga que resuelve de manera heróica todos los misterios que se le presentan al comienza de sus historietas. Nada más simple ni más complicado. Tintín llegó por primera vez al mundo en la historieta Tintín en el país de los Soviets, creada por George Remi, Hergé, su querido padre, allá por los años 1929-1930.
Esta primera historieta era una sátira política, en la que el autor se mofaba claramente de las reclamaciones de los soviéticos por querer tener una economía más próspera. Pero claro, todo en virtud de la audiencia, ya que la historieta se vendió como rosquillas, ya que muchas personas tenían verdadera inquietud por lo que pasaba allá en la Unión Soviética.
Las historietas de Tintín están basadas siempre en una misma fórmula. El bueno de nuestro reportero debe resolver algún misterio. Por ejemplo, en Tintín y la Isla Negra, nuestro querido amigo vuela en un avión que está realizando un aterrizaje de emergencia. Se acerca al piloto para intentar ayudarlo, y éste, sin comerlo ni beberlo, le dispara.
Horas más tarde, Tintín se despierta en un hospital, donde se entera que un avión similar al suyo se ha estrellado en un campo de Sussex. El reportero decide investigar el caso por sí mismo, hasta que logra indentificar el caso, que no os vamos a contar para que os compréis el cómic.
Tintín es un héroe, pero no un héroe al uso de los que estamos acostumbrados a ver hoy en día.