Callejeando por Namur

Vistas de Namur sobre el Mosa desde la Ciudadela 01

Creía no encontrar en Namur el rincón necesario para escribir. Me ha sorprendido su bullicio, su tráfico, su gran cantidad de parkings urbanos descubiertos, y su intensa vida. Empezaba a dar por imposible la misión de encontrar, como en Beloeil, ese espacio íntimo que me permitiera descansar mis cansadas piernas y descargar mi cabeza llena de datos.

Deposité mi última esperanza en la Ciudadela, en sus espacios abiertos y en sus inmejorables vistas. Por eso encaminé mis pasos hacia ella, enfilé la calle justo enfrente de la extraña Plaza de Armas y me dirigí a la Rue de Pont, atravesando el Sambre.

Nada más cruzarlo noté cómo el agua, siempre solícita, acudía a mi rescate dándome vida a través de su aire fresco. Aquél iba a ser el lugar, tenía que serlo, y con esas expectativas enfilé las adoquinadas y empinadas cuestas de la vieja Ciudadela tomando la primera de las cinco rutas que la oficina de turismo de Bruselas Valonia propone para conocer mejor la fortaleza.

En el primero de los rellanos que ofrece ésta tres bancos vacíos y solitarios parecían estar esperándome. La invitación era imposible de rechazar. No había nadie en aquel lugar y frente a los bancos las inmensas vistas de la ciudad a sus pies, y los ríos Sambre y Mosa enlazándose en uno solo como dos amantes apasionados. Hacia el norte, las torres señoriales de la catedral de St. Aubain y de la iglesia de St. Loup como símbolos de Namur; al sur, el Mosa y en la lejanía, el bosque de Villers.

Vistas de Namur desde la Ciudadela 01-1

Vistas de Namur, con el Sambre y la catedral de St. Aubain

Era difícil elegir de los tres bancos las mejores vistas, y sin embargo, la necesidad me empujaba a escoger la mayor cantidad de agua posible para canalizar la energía. Fue el de la foto que encabeza este artículo, el central, el que disfrutaba de las vistas de la conjunción de los ríos y del puente de Francia, el que se convertiría en mi compañero silencioso a la hora de escribir ésto que hoy leéis.

Qué ver en Namur en un día

Es Namur una ciudad más viva y evolucionada de lo que a simple vista deja ver, o de lo que de ella se promociona. Se aleja de los cánones de tranquilidad y reposo que las ciudades valonas siempre me han inspirado o del medievalismo que algunas ciudades flamencas ofrecen.

Si conocéis Brujas o Gante y habéis paseado por su casco viejo sabréis que parecen estancadas en el tiempo. Si habéis andado por la cercana Dinant, habréis disfrutado del silencio de sus calles y de la paz que trasmiten los caminos junto al Mosa a su paso por la ciudad. Sin embargo, Namur ofrece una anacrónica visión de diferentes estilos artísticos arquitectónicos que muestran su evolución desde el siglo XVIII en adelante, y, en especial, del siglo XX.

Si paseamos por el barrio en torno a la estación de tren, bajando por la rue de Fer, podremos observar edificios que representan estilos tan dispares como el Art Decó, el ecléctico o el modernista e incluso el clasicismo. En apenas dos calles más, adentrándonos por la rue de l’Ange conoceremos el clásico estilo mosano de casas en dos pisos, de ladrillos, con separaciones paralelas y ventanales con crucerías, pero también algunas de las más antiguas casas de Namur, de en torno al año 1700, de fachadas estrechas y gran profundidad, atendiendo a las normas impositivas de aquellos años en que se tributaba en función de los metros de fachada.

Casas de estilo mosano en Namur

Casas de estilo mosano

No cuenta Namur con casas anteriores a principios del siglo XVIII y es que a principios de este siglo se prohibió el uso de maderas, adobe y tejados de paja en las construcciones. Las mejores muestras de estas antiguas casas las encontraréis en la rue de Haute Marcelle, una bocacalle de la rue de l’Ange, una estrecha calleja de aspecto avejentado pero con un intenso olor tradicional.

La salida de esta calle ofrece, además, una magnífica panorámica de la catedral de St. Aubain, una gran iglesia de estilo clásico con rasgos del barroco tardío. La catedral se encuentra en la plaza de Saint Aubain, una amplia rotonda donde los edificios que la circundan son de estilo señorial renacentista. Desgraciadamente, el gran párking público descubierto que ocupa toda la plaza desluce mucho las vistas no solo de estos edificios sino también de la propia catedral, dando a la plaza un aspecto de desorden que no se merece.

Más información: la catedral de Saint Aubain

Que ver en Namur: Catedral de Saint Aubain

Catedral de Saint Aubain

Destaca frente a la catedral el Palacio antiguo del Arzobispado con una clásica planta en U invertida, cuya fachada da a un primer patio interior del que se accede al edificio principal del que salen dos alas simétricas.

Es toda esta zona el barrio administrativo de la ciudad, en el que también se encuentra en los alrededores el Palacio de Justicia, las diferentes Universidades, la antigua Armería hoy perteneciente a la propia Universidad de Namur y el Museo de Artes Decorativas.

Desde este barrio os recomiendo dirigiros hacia el Sambre del que dicen, es hija la ciudad de Namur. Tanto el Sambre como el Mosa por la parte sur, atraviesan la ciudad confluyendo junto al Puente de Francia.

Para llegar aquí podéis hacerlo adentrándoos en las estrechas calles que antiguamente albergaban a los diferentes gremios. Podéis pasar por la rue des Brasseurs, pero os aconsejo que lo hagáis, para no salir del casco antiguo, por la rue du College que además os conducirá hasta la monumental iglesia de St. Loup, de la que os recomiendo no os perdáis su visita interior.

En todo este entramado de pequeñas calles os encontraréis con el Museo de la Poesía o el Museo dedicado a Rops, un genial artista nacido aquí, y muy apreciado por su peculiar arte que, en época, escandalizó a la sociedad belga.

Más información: el Museo Provincial Félicien Rops

Plaza de Armas de Namur

Plaza de Armas, Palacio de Congresos y Beffroi

Finalizaréis, os metáis por la calle que os metáis, de nuevo en la rue de l’Ange, arteria principal de la ciudad, repleta de tiendas de moda, chocolaterías, pastelerías y lugares donde comer algo, antes de desembocar en la Place d’Armes, muy abierta, con la particularidad de tener todo el suelo de madera y presidida por el Palacio de Congresos de Namur, a cuya espalda está el Beffroi, el campanario que, como algunos ya sabréis, forma parte del patrimonio belga de la Humanidad, así catalogado por la Unesco junto con otros 55 campanarios de toda Bélgica y Francia.

Desde aquí solo unos pasos más os separan del puente sobre el Mosa que os conducirá al promontorio donde se alza, siempre vigilante, la Ciudadela, la visita estrella de esta ciudad, el monumento que simboliza el pasado y presente de Namur.

Ciudadela de Namur

Ciudadela de Namur

¿Cómo llegar desde Bruselas?

Lo más sencillo es hacerlo en tren. Hay varios al día desde la estación central de la capital belga, y se tarda poco más de una hora. Por carretera la distancia a cubrir son 70 kms. por lo que llegar no os tomará, si el tráfico es fluido, más de unos 50 minutos.

Sin embargo, si queréis hacerlo lo más cómodamente posible, sin tener que preocuparos por transportes ni sacar billetes, ni por idiomas o por lo que os podáis perder de la ciudad, lo mejor es que lo hagáis con una excursión. No os costará demasiado, rondan entre 40 y 50 euros y duran unas 9 horas.

Para saber más

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1 comentario

  1. Qué descripción tan vívida de la ciudad, nos podemos imaginar perfectamente el momento que cuentas, ¡muchas gracias por compartirlo!

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