La guerra de trincheras en Bélgica

Trincheras primera guerra mundial 1

La batalla del Marne tuvo como resultado el total equilibrio de las fuerzas en el Frente Occidental lo que llevó al estancamiento en los avances de uno y otro bando. Pero paralelamente trajo como consecuencia la aparición de un nuevo método de enfrentamientos  poco visto hasta entonces: la guerra de trincheras.

Primeras trincheras en una guerra

Habría que matizar que el uso de trincheras no era nuevo ni mucho menos pues éstas ya se usaban desde el siglo XVII, pero en la Gran Guerra alcanzaron tal nivel de complejidad que casi deberían considerarse como un nuevo modo de hacer la guerra.

Fue, una vez más, el escenario que mas violentamente vivió la guerra quien vio aparecer las primeras trincheras: Yprés.

Exhaustas las tropas, cada vez con menos recursos tanto armamentísticos como humanos tras varios meses de duro enfrentamiento, y estancados frente a frente sin poder avanzar ni unos ni otros, los ingleses empezaron a excavar el terreno para unir los grandes socavones que había abierto la artillería pesada alemana.

Se aprovecharon de que Flandes es una tierra de campos blandos donde es fàcil cavar zanjas y así comenzaron a idear la forma de protegerse de un enemigo que los aguardaba unas pocas decenas de metros más allá.

Sin embargo, con el avanzado armamento que para la época tenía Alemania, no bastaba con una sola línea de trincheras, y por eso excavaron un complejo sistema de trincheras paralelas conectadas entre sí por canales de comunicación transversales.

¿Cómo era el sistema de trincheras?

Enfrente, los alemanes comenzaron a hacer lo mismo, solo que con mayor profundidad y longitud aún. Calculan los expertos que casi diez mil kilómetros de zanjas surcaban tierras belgas por aquel entonces, desde la frontera Suiza hasta la costa, camino del Canal de la Mancha.

A la segunda línea de trincheras se añadió una tercera de seguridad, de modo que la primera, la más cercana a la línea enemiga quedaba prácticamente para los centinelas. Unos ochenta metros más atrás, en la segunda línea, estaba la trinchera principal, la de apoyo, la que servía de refugio en caso de bombardeo. Y aún más atrás, casi a trescientos metros, estaba la tercera línea de trincheras, la de los reservas, en las que además estaban las cocinas, los almacenes y los sanitarios.

Trincheras primera guerra mundial 2

Ante las trincheras ya no servía el clásico armamento que disparaba recto. Ahora se necesitaban proyectiles que se dispararan en arco y cayeran verticalmente desde el cielo, y además que fuera capaz de alcanzar cada vez más distancia, en función de que las líneas posteriores de trincheras cada vez se retrasaban más.

Curiosamente, entre las trincheras enemigas, el llamado «terreno de nadie», apenas había en algunas zonas poco más de treinta metros de distancia de modo que los soldados de las primeras líneas casi podían hablar entre sí y verse.

El sistema mejora…

El avance de la guerra iba haciendo que las trincheras se fueran perfeccionando. Dejaron de hacerse rectas para hacerlas en zigzag, de modo que si la invadían por un lado, no pudieran disparar en línea recta a través de ellas.

Frente a la primera línea se empezaron a disponer alambradas y sacos con mirillas, y dado que cada vez era más claro que la guerra sería larga y se podrían pasar bastante tiempo en las trincheras, éstas comenzaron a acondicionarse construyendo refugios para dormir. Los alemanes, además, comenzaron a construir éstos con hormigón e incluso a crear torretas y nidos para ametralladoras.

Con el acondicionamiento empiezan a crearse diferencias entre soldados rasos y oficiales. Los habitáculos para éstos son cada vez más cómodos (en la medida de lo posible) y amueblados, mientras que los soldados tenían que luchar con las inclemencias del tiempo y la insalubridad, máxime cuando el terreno de las trincheras, nada firme, se embarraba e incluso en ocasiones se venía abajo.

… pero la vida en las trincheras empeora

Con el tiempo, las malas condiciones comenzaron a provocar enfermedades. La intensa humedad producidas por el estado de embarramiento no solo afectaba al sistema respiratorio, sino al estado de las extremidades, que se entumecían y en ocasiones enllagaban, lo que provocó que muchas soldados las perdieran.

A los problemas de salud se unían los problemas psicológicos derivados de tanto tiempo metidos en un lugar así, con el constante miedo a levantar la cabeza por temor a los francotiradores…

Trincheras primera guerra mundial 3

Fueron meses y meses los que vivieron en esas condiciones infrahumanas, escondidos y mal cuidados por sus propios ejércitos, a pesar de que se establecían rotaciones entre las líneas de defensa.

Y si esa era la vida en las trincheras, mucho peor era cuando los hacían luchar, pues dado que los fusiles o ametralladoras de tiro recto no servían de nada, el único modo de salvar ese espacio intermedio era lanzarse a campo abierto y aguantar la lluvia de balas del lado contrario para llegar los más posibles al otro lado, donde además los esperaban con armas apropiadas para luchar en trincheras, como mazas repletas de clavos o armas cortas.

Tras la dura batalla, en el receso hasta la siguiente, los campos quedaban cubiertos de soldados fallecidos que allí permanecían durante horas y a veces días, empeorando aún más las condiciones higiénicas de las primeras líneas de defensa, hasta que de forma táctica (porque no estaba permitido oficialmente), se hacía una tregua para retirarlos.

De aquellos lugares aún se guardan recuerdos en Bélgica. Hay trincheras (como la de Diskmuide, la más famosa) que permanecen abiertas al público de forma general, y aunque hoy es un reclamo turístico para la zona (curiosa ironía), lo cierto es que permanecen, como tantos otros lugares asociados a la guerra, como muestra de lo que jamás debe volverse a producir.

PARA SEGUIR NUESTRO ESPECIAL SOBRE LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL EN BÉLGICA…

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2 comentarios

  1. Es muy interesante la serie sobre la I Guerra Mundial en Bélgica y esta entrada es particularmente conmovedora, muchas gracias por compartir

  2. Javier Gomez dice:

    Gracias. Me alegro mucho de que te esté gustando. Sí, conmueve saber las injustas penalidades por la que tuvieron que pasar. Lo horrible que tuvo que ser pasar meses y meses metidos en aquellos campos embarrados e insalubres.

    Un saludo.

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