La Basilica de Koekelberg y la Línea Comet

Basílica de Koekelberg del Sagrado Corazón de Bruselas

Koekelberg es una pequeña localidad que está situada en la región de Bruselas capital, cuyo principal monumento es la Basílica de Koekelberg, también conocida como Basílica del Sagrado Corazón, la sexta iglesia más grande del mundo con una altura de 89 metros y una longitud de 167 metros.

Historia de la basílica de Koekelberg, del Sagrado Corazón

Esta Basílica está especial y sentimentalmente ligada con la historia reciente de Bélgica, a pesar de que su fundación sea relativamente jóven.

Fue en 1905 cuando el rey Leopoldo II colocara la primera piedra de una construcción que sin embargo no se acabó hasta el año 1970 y que había sido concebida para acoger en ella a los más grandes personajes belgas.

Sin embargo, aquel gran sueño que planeaba crear una gran avenida al estilo de los Campos Elíseos, que culminara en una gran basílica como la de Montmartre, en París, se vio paralizada en dos ocasiones, primero por la Primera Guerra Mundial, y luego por la Segunda, y fue esta Gran Guerra la que le dio sentido y corazón a una iglesia en la que hoy se recuerda a los héroes de la resistencia belga.

Koekelberg en la Segunda Guerra Mundial: La línea Comet

La Resistencia tuvo un papel diferente en función del país en el que actuó. En la Europa Occidental, hoy día, quizás relacionamos más a este grupo con Francia, pues fue allí donde más se opusieron a la invasión nazi que poco a poco se imponía inexorablemente por todo el continente. Fue en el país galo donde más activos se mostraron, quizás movido por la inoperancia y aquiiscencia de su propio gobierno, al estilo de lo que ocurriera en la parte oriental de Europa, donde los partisanos yugoslavos, albaneses y griegos trajeron en jaque a las tropas alemanas.

Sin embargo, Bélgica también jugó un papel importante en la Resistencia desde que su país fuera invadido por los alemanes en 1940. Militarmente hablando, la Resistencia no jugó ningún papel crucial, salvo determinados sabotajes o espionajes que se produjeron, pero en Bélgica, la conocida como Línea Comet sí que jugó un papel importante para su país.

Era ésta una red que se dedicaba a rescatar a pilotos aliados que caín bajo el fuego enemigo. Esta Línea Comet atravesaba toda Europa y estaba formada por una serie de «casas seguras», donde se podían esconder a esos pilotos hasta tanto se elaboraba su plan de fuga a un país neutral. En Bélgica esta Línea Comet tuvo un papel importantísimo en la historia del «Tren fantasma».

El tren fantasma de Bélgica

A lo largo de los cuatro años que duró la invasión de Bélgica, Saint Gilles, en Bruselas, fue utilizada como cárcel para los enemigos del Reich. Tras el desembarco de Normandía y la liberación de París, Richard Jungclaus, encargado alemán de la región belga, decidió deshacerse de los miles de reos que había ido acumulando en Saint Gilles. Había llegado el momento de aplicar la temida «solución final». Por ello, el 1 de septiembre de 1944, dispuso enviarlos a todos a Alemania para su exterminio. Fueron llevados a la Gare du Midi, la estación central de Bruselas, y allí metidos en vagones para ganado literalmente sin aire, sin agua y con un simple cubo por letrina.

Aquel tren fantasma se convirtió en objetivo especial para la línea Comet, dispuesta a que el convoy jamás llegara a Alemania. Los sabotajes se sucedieron uno tras otro desde su misma salida. Tanto fue así que los primeros 20 kms. tardaron casi 8 horas en realizarse.

Fruto quizás de la descoordinación de unos alemanes que veían cómo se acababa su estancia en Bélgica, la cuestión es que consiguieron desviar el tren antes de llegar a Malinas y hacerlo llegar a Muizen. La información llegó tarde a la comandancia, y en el transcurso de los 3 días que separaban a la orden de los altos mandos y la puesta en marcha del convoy, el tren «se perdió».

Cuando informaron de que no estaba en Malinas sino en Muizen, y las nuevas ordenes se mandaron en Muizen, el tren ya había salido de esa pequeña localidad en dirección a una estación de carga llamada Petite-Ile, con la connivencia del ingeniero Verheggen que, supuestamente, trabajaba para los alemanes, pero que sin embargo, era quien se estaba encargando de desviar el tren de su recorrido. En aquella pequeña estación perdida, se produjo la liberación de todos los presos en los vagones, curiosamente el mismo día en que los ingleses entraban en Bruselas.

Aquel Tren fantasma se convirtió en un símbolo para los belgas, que lo consideraron como el ejemplo de su lucha contra el invasor. Hoy día, los supervivientes de aquel tren y los participantes en la Línea Comet aún se reúnen, una vez al año, en la Basílica de Koekelberg para homenajear a quienes ya no están con ellos y perdieron la vida en aquella lucha.

Visita a la Basílica de Koekelberg

Koekelberg es una joya arquitectónica construida en estilo Art Decó, imponente con sus cúpulas en verde claro y su fachada entre rosada y marrón. Tiene dos torreones circulares que acaban en una cúpula y que bordean y magnifican la gran cúpula central a la que se puede subir para tener unas magníficas vistas de la ciudad.

Información de la Basílica de Koekelberg:

  • Dirección: Parvis de la Basilique, 1 – Koekelberg
  • Horarios:
    • Verano: de 9 a 18 h.
    • Invierno: de 8 a 17 h.
  • Precios:
    • Entrada a la iglesia: gratis
    • Subir a la cúpula: 3 €

Para saber más:

Foto principal: Fred Romero from Paris, France, CC BY 2.0, via Wikimedia Commons

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