El Museo Curtius en Lieja

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El Museo Curtius se encuentra en el número 13 del Quai de Maastricht, en un precioso emplazamiento frente al río Mosa.

Lieja es una ciudad ornamental, diríamos que propia de la realeza. El Museo Curtius está dedicado a las Bellas Artes y a la Arqueología de modo que vamos a hacerle una visita para mostraros uno de los lugares más visitados de la ciudad de Lieja.

Museo Curtius

Museo Curtius

El edificio donde se erige el museo es un sobrio palacio renacentista construido en 1606 para el industrial Jean Curtius. En él destaca su altísimo techo con cuatro niveles de iluminación. En el patio, entre otras cosas, hay una lápida sepulcral renacentista y relives de Arnoult de Berlo, de mediados del siglo XVI, y carrozas antiguas. Su fachada es preciosa, de color rojo, un típico ejemplo de la arquitectura del Renacimiento en esta zona de Europa.

Qué ver en el Museo Curtius de Lieja

La planta baja del museo está dedicada al bronce y al hierro forjado. En la Sala de los Bronces se exponen bronces y cerámicas de época romana, entre las que se encuentra la máscara de Bonsin, en terracota. También hay vidrios, cerámicas, joyas y armas de la época franca y merovingia.

En una salita posterior a la que nos encontramos podemos ver maderas talladas y estatuas de los siglos XVI y XVII. A la izquierda, en el fondo de la sala, se conservan estatuas de arte mosano y brabantino de los siglos XIV al XVI. En la sala central se pueden contemplar marfiles y pequeñas esculturas medievales, como una cruz de Kemexhe y esmaltes del siglo XII. También hay incensarios de bronce del siglo XII, junto con orfebrería de los siglos XIII y XIV e iconos rusos de Novgorod y Kiev. La sala del fondo conserva esculturas y pinturas del siglo XV y muebles y tapices barrocos.

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Subimos al primer piso y llegamos a la Sala Renacimiento, donde observamos muebles, labores en cobre y tapices del siglo XVII. En la Sala Tudor se exponen muebles y estatuas del siglo XIV. La Sala del Evangeliario conserva una custodia del evangelio de Notger, compuesta de una placa de marfil de arte local del siglo X, una de las joyas del museo. En la sección lapidaria hay una Virgen de Dom Rupert, bajorrelieve en arcilla de mediados del siglo XII, obra maestra de la escultura románica. Sobre ella se puede ver un tímpano románico de 1150, representando el Honor entre el Trabajo y la Diligencia.

La Sala de las Taraceas conserva muebles del siglo XVIII y miniaturas francesas de los siglos XI al XVI, entre las que está el Autorretrato de Vigée-Lebrun. La última sala de esta planta es la Sala Moxhon que contiene chimeneas renacentistas de 1604, joyas, relojes y platerías de los siglos XIV al XIX.

Subimos al segundo piso para visitar una sala pequeña donde se exponen accesorios de los siglos XVIII y XIX, un crucifijo de madera atribuido a Delcour y una preciosa galería con hermosos cuadros y bustos de Pajou. En este piso también hay una nueva Sala Moxhon que contiene retratos de pintores franceses, como Ledoux y belgas del siglo XVIII, magníficas cerámicas de Sajonia, Francia, Lieja, Alemania, Inglaterra, España, Italia y porcelana de Tournai.

El tercer y último piso del museo está enteramente dedicado a la prehistoria. En el patio, en un pabellón adosado, se encuentra el Museo del Vidrio, cuyas colecciones están consideradas como una de las más completas del mundo. Van desde la época anterior al cristianismo hasta nuestros días y comprenden la producción de todos los continentes. En el primer piso hay vidrios antiguos y en la planta baja se exponen las producciones actuales.

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