Damme, la arboleda del silencio

Vista de Damme

A 7 kilómetros al noroeste de Brujas, siguiendo por un bellísimo paseo arbolado a lo largo de un canal que nace en la misma Brujas, se encuentra el pequeño pueblo de Damme, de apenas 15.000 habitantes. Un hermoso lugar, donde reina un maravilloso silencio, y en donde la historia tiene momentos cruciales y fantásticos monumentos, aunque algunos, desgraciadamente, están ya en ruinas. Merece la pena acercarse a este lugar. Hoy lo podéis hacer con nosotros, si queréis.

Qué ver en Damme

El centro neurálgico de la ciudad es la Grote Markt. Allí destaca la figura del Ayuntamiento, construido en 1241. Es quizás el monumento más representativo de la ciudad. El interior del mismo merece una visita aparte. Os podéis encontrar con piezas originales del siglo XV, tales como la puerta de entrada, la chimenea de la Sala de la Justicia, y sobre todo, la representación de armas medievales, como las ballestas.

El edificio se corona con una torre que cuenta con un carillón de 25 campanas y un reloj de 1459, quizás el más antiguo de toda Bélgica. Y es que el actual reloj tal vez date de otro más antiguo que ya había en la ciudad en 1392. También las campanas más antiguas de Bélgica se encuentran en la torre de este Ayuntamiento, la campana de la Victoria, de 1398, y la Campana del Comercio de 1392, campanas que aún podemos contemplar. El Ayuntamiento se puede visitar de 10.00 a 12.00 horas y de 14.00 a 18.00 horas.

Otro de los símbolos de la ciudad es la Iglesia de Nuestra Señora. Su torre se puede ver desde cualquier punto de Damme, e incluso varios kilómetros antes de llegar a la misma. La construcción se inició en 1225, siendo ampliada en 1340. Del interior de la iglesia destacamos las esculturas en madera de los apóstoles del siglo XIII. Los estudiosos consideran un milagro que estas estatuas se hayan mantenido hasta la actualidad, sobre todo por la tremenda persecución religiosa del siglo XVI.

Ayuntamiento de Damme

Ayuntamiento de Damme

La cruz del altar está surcada de leyendas y milagros. Según cuentan, fue encontrada en el mar por unos pescadores, y desde entonces es parte de la procesión en la Santa Sangre de Brujas. Además hay cuadros del siglo XIV en sus paredes, tumbas muy antiguas en el suelo, como la de Damme, de 1294. La subida a la torre es imprescindible ya que, desde ella, tendréis una vista espléndida de la ciudad, las murallas y el paisaje de alrededor.

De Damme lo más característico también son sus molinos. Uno de ellos es el molino Hoeke, construido en 1840. Se usó para moler cereales hasta 1936, año en el que dejó de funcionar. Hasta 1981 no pasó a ser monumento protegido por el gobierno belga. Desde 1985 el molino acoge las exposiciones del artista Charles Delporte. El molino permanece abierto para visitarlo los domingos de 10.00 a 12.00 horas.

Otros molinos que debéis visitar son los Oostkerke, construidos a finales del siglo XIX, dejaron de funcionar en 1935, aunque, tras varias reparaciones, desde 1992 puede volver a moler de nuevo. Se encuentra a las afueras de Damme, escondido entre los árboles y los arbustos. Así que, marchad con atención, porque quizás os lo podáis pasar sin daros cuenta.

Para terminar nuestra visita, si lo deseáis, os podéis dirigir al Hospital de San Juan, fundado en 1249. Se encargaba de tratar a los enfermos y a los pobres de Damme. Durante la ocupación española, la capilla sirvió como iglesia de los soldados que estaban estacionados en la ciudad. Hoy en día, en una parte del edificio, se sitúa una residencia de ancianos. Si lo veis con atención se parece mucho al Hospital de San Juan de Brujas. Se corona con una torre con reloj, del siglo XVIII.

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