La independencia de Bélgica

Bélgica

En 1830, Bélgica se independizó finalmente de los Países Bajos, y el rey Leopoldo I se convirtió en rey de los belgas. En aquel entonces fue declarado un país neutral, hecho que sólo duró hasta la Primera Guerra Mundial.

Tras el Congreso de Viena de 1814, el pequeño país de Bélgica se unió al estado holandés para formar lo que sería llamado el Reino de los Países Bajos. Esto forzó a la integración impuesta sobre todo por Austria e Inglaterra, integración que sólo duraría 15 años, cuando Bélgica se rebeló y proclamó definitivamente su independencia.

Historia de la Independencia de Bélgica

El Congreso de Viena fue convocado en 1814, tras la derrota definitiva de Napoleón. La idea del congreso era unir a Europa Occidental, después de casi dos décadas en guerra. Una de las víctimas de las guerras napoleónicas había sido precisamente Bélgica. Una unión entre Holanda y Bélgica parecía, en teoría, ser lo más fructífero.

El don neerlandés para la agricultura y el comercio estaría perfectamente equilibrado con las industrias belgas. Sin embargo, el Congreso de Viena no tomó en cuenta las diferencias en materia de religión, idioma, costumbres e historia.

El 25 de agosto de 1830 estalló una revuelta, inspirada por la representación de El Silencio de Portici, de Auber. La ópera se basaba en una revuelta de los napolitanos contra los franceses, y fue tomado como un paralelismo por los belgas, que se veían oprimidos por los holandeses. Los disturbios crecieron, y a finales de año se iniciaron los trámites para proclamar la independencia de Bélgica. El resto de Europa, muy pendiente de sus propior problemas, apenas se vio perturbada por la independencia belga.

Ahora que Bélgica era un país independiente, necesitaba un líder, un rey. El rey francés, Luis Felipe, sugirió amablemente a uno de sus parientes. Gran Bretaña dijo no, y propuso a un pariente de su reina Victoria. El 4 de junio de 1831, el Congreso Nacional eligió a un príncipe alemán, Leopoldo de Sajonia-Coburgo, como rey de los belgas.

Aunque Bélgica ya tenía su propio rey y su independencia, Holanda se negó a reconocerlo durante ocho años. Finalmente, en 1839 reconoció la independencia belga, marcando el inicio de los estados modernos belga y holandés. Bélgica se declaró neutral, un acuerdo que duró hasta la invasión alemana en la Primera Guerra Mundial.

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