Un día de turismo en Lovaina

Lovaina

La suerte que tenemos al viajar a Bélgica es la de contar con un país pequeño en el que nos podemos mover con mucha facilidad. Después de haber visitado lugares como Bruselas, Brujas y Gante, me dispuse a pasar mi siguiente día en Lovaina, ciudad universitaria por excelencia, muy animada, y con muchos atractivos desde el punto de vista histórico y arquitectónico.

Desde Bruselas apenas se tarda media hora en tren para llegar a Lovaina (el precio del billete es de 4,80 euros ida y vuelta). Hay muy buena frecuencia de trenes, por lo que nos levantamos tempranito, y nos fuimos para allá, ya con nuestros billetes de tren previamente reservados. Desde la estación de tren de Lovaina al centro histórico hay unos quince minutos a pie, a lo largo de una amplia avenida, la Bondgenoten-Laan, aunque se puede tomar también el transporte público.

Una vez en el centro tenéis la opción de disfrutar a pie por la ciudad, lo más recomendable por mi parte, o subiros al autobús turístico. Yo prefiero ir a pie, menos descansado, pero echas fotos con tranquilidad. Eso sí, el autobús turístico también hace una pequeña ruta por los alrededores, pero lo mejor de Lovaina está en el centro histórico.

La Grote Markt o Plaza del Mercado es el corazón de la ciudad. Este es el punto que podéis tomar como referencia, ya que, además de que todas las calles salen y desembocan en ella, es un lugar donde no faltan los bares, terrazas y restaurantes para comer. Yo, nada más llegar, me senté a tomar un café frente al edificio del Ayuntamiento de Lovaina, posiblemente de los más bonitos del mundo. También está en la plaza la Iglesia de San Pedro, construida en el siglo XV.

Ya el Ayuntamiento y la Colegiata de San Pedro nos llevan un tiempo, ya que visitar su interior es imprescindible. No preocuparos, porque podemos pasar aquí la mañana, y luego al salir comer. Los belgas a eso de las 13.00 horas ya están comiendo, y si es fin de semana de verano incluso antes, para no perder lugar en las terrazas.

Después de comer podéis tomar la Naamsestraat, una larga calle que parte de la Grote Markt. Durante vuestro recorrido veréis el edificio de las Hallen, del siglo XV, el Colegio del Espíritu Santo, del siglo XVIII, la Iglesia de San Miguel, del siglo XVII (si la encontráis abierta el interior es fascinante), y de ahí llegamos al Begijnhof o Beaterio, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

En este recorrido pasaremos al menos un par de horas, tiempo para volver de nuevo a la Plaza del Mercado, y disfrutar de una cerveza belga. También es costumbre en Bélgica, en lo que en España sería la hora de la siesta, tomarse un café o una cerveza. En Lovaina os recomiendo ir la Cervecería Domus, la más artesanal y genuina de la ciudad. Tienen una gran cantidad de cervezas, como la que elaboran ellos, la Nostra Domus.

Si os gusta la botánica, la tarde sería para ir al Jardín Botánico, a unos diez minutos a pie del centro, conocido por ser el más antiguo de Bélgica. Aún tenemos tiempo para coger el tren hasta Bruselas, y disfrutar de una cena en Ramberghof, una antigua casa señorial del siglo XVII, muy romántica.

Seguro que con este día de turismo en Lovaina disfrutáis muchísimo, tal como lo hice yo.

Más información sobre la ciudad

Foto Vía: Ecsf

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