Kelmis, un lugar para descansar

Kelmis

El municipio de Kelmis se encuentra en la provincia de Lieja, tiene apenas 18 kilómetros cuadrados de extensión y viven sólo unos 12 mil habitantes. Aún así, por pequeño que parezca, ofrece al turismo un interesante recorrido de lugares para descansar y pasar el rato. Es un destino ideal para hacer un stop en medio de un viaje extenso, o para aquellos que buscan una excursión interesante.

Sus calles, impecablemente limpias y cuidadas, son tranquilas, apenas hay automóviles. La mayoría de los habitantes se mueven en bicicleta, de hecho están preparados todos los recorridos; geográficamente, la ciudad está ubicada en un lugar ideal, con muy poco viento, temperaturas agradables y sin pendientes pronunciadas.

El monumento más importante es la Iglesia de la Asunción, erigida en pleno centro. Fue construida a mediados del siglo XIX, en ladrillo visto y siguiendo los lineamientos arquitectónicos de la escuela gótica. El dinero fue girado, en aquel momento, por los gobiernos de la Vieille-Montagne, Bélgica y Prusia. Allí se presenta semanalmente un coro desde 1869, sus presentaciones sólo se interrumpieron durante las guerras mundiales. El altar data de 1867, esculpido a mano. Y el campanario fue inaugurado en 1870.

Los habitantes de Kelmis son bilingües, hablan en francés y alemán, es uno de los nueves municipios belgas de habla germánica. Aunque es muy simple manejarse también en inglés, la gran mayoría lo domina relativamente bien, así que no es problema hacer reservas de hotel o pedir comida en los restaurantes.

Otra de las atracciones principales es el casino, ubicado a orillas de un lago y a pocos metros de una pequeña cadena montañosa, donde se practica la minería de un modo controlado y sustentable. Es un lugar agradable para ir a probar suerte -no se vive adentro la locura de los grandes centros de apuestas- o tomar algo y ver el movimiento de la gente.

El centro también es una visita recomendable, con hermosa arquitectura y comercios de todo tipo, en especial gastronómicos. Alguno de ellos muy pequeños y acogedores. La oferta no es mucha, pero sí equilibrada. Kempis no es un lugar para conocer el ritmo de los mercado de Bélgica, sino para hacer un respiro y disfrutar de la vida pueblerina.

Foto vía: smily19652000

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