La Colegiata de Santa Waudru en Mons
Una de las grandes joyas arquitectónicas de la ciudad de Mons es la Colegiata de Santa Waudru, importante no solo por su bellísimo estilo gótico brabantino, sino también por ser el centro de veneración de los restos de Saint Waudru, la santa Patrona de la ciudad.
¿Quien fue Santa Waudru?
Waudru, o Valdetrudis en español, formó parte de una familia de santos, un caso no demasiado habitual en la Iglesia Católica. Fue hija de San Walberto y Santa Bertilia; fue hermana de Santa Aldegunda, esposa de San Vicente Madelgario y madre de cuatro hijos que también serían santificados, Landerico, Dentellino, Aldetrudis y Madelberta.
Siendo una familia bien acomodada, Valdetrudis oyó la llamada de Cristo, y tras criar a sus cuatro hijos, ya mayores éstos, decidió separarse de su marido para vivir en soledad y apartada del mundo durante un par de años hasta que fue invitada a unirse a la congregación de monjas de Maubeuge. Sin embargo, Valdetrudis, que buscaba ante todo la máxima austeridad posible, prefirió no permanecer en la abadía sino fuera de ella. Su devoción y bondad pronto se hicieron eco entre sus vecinos que acudían a ella en busca de ayuda, lo que la llevó a fundar su propio convento en Chateaulieu, en lo que hoy es Mons.
Sus ayudas acabaron por tornarse en en curaciones milagrosas tanto mientras estaba viva como incluso después de su muerte, ocurrida en el año 688. La veneración por sus restos fue en aumento aunque su mayor fama se alcanzó cuando en el siglo IX se redactó una biografía de su vida y obra. Finalmente fue santificada por la iglesia en el año 1679 y venerada bajo el nombre de Santa Waudru.
Sus restos se encuentran precisamente en la Colegiata de Mons, y son incluso procesionados cada año, cuando son llevados por las calles de la ciudad en la Carroza de Oro que también se puede ver en la misma iglesia.
Relicario con los restos de la Santa sobre el altar mayor
Historia de la Colegiata de Santa Waudru
La Colegiata de Santa Waudru comenzó a construirse en el año 1450. No obstante, consta en textos escritos que anteriormente existieron allí hasta otros dos o tres edificios eclesiásticos, siendo la primera de ellas una pequeña capilla merovingia. Posteriormente se amplió a una iglesia más grande bajo los auspicios carolingios e incluso pudiera ser que hubiera sufrido una renovación o restauración bajo el gobierno francés del condado de Hainaut en torno a los siglos XII-XIII.
El edificio actual comenzó a construirse a mediados del siglo XV bajo la dirección del maestro de obras Jean Spiskin y con los consejos arquitectónicos de Gilles Polo y Layens Mathieu en el estilo propio de la época, a finales ya del gótico, pero con inspiraciones brabantinas, y ello a pesar de que en Europa ya empezaban a aparecer las primeras construcciones renacentistas.
Un dato importante de la construcción de esta inmensa colegiata es que toda ella fue financiada con las limosnas y donaciones que se consiguieron.
Características de la Colegiata
Lo primero que impresiona a medida que uno se acerca al edificio son sus impresionantes dimensiones magnificadas por su situación en medio de una enorme plaza y sin edificios adosados.La Colegiata mide 115 metros de largo por 32 de ancho, y tiene una altura en su punto más alto de 24 metros y medio.
A su lado se encuentran la Rue du Chapitre, que lleva hacia el Campanario de la ciudad y la Grand Place, y la Rampa de Saint Waudru, por donde se sube la carroza de oro en su desfile procesional.
Si se observara de forma cenital se vería perfectamente definida su forma de cruz latina que forman la nave principal y el transepto. Exteriormente, y a pesar de su estilo gótico brabantino que supuestamente debería ser más recargado, lo cierto es que da apariencia de edificio sobrio y elegante donde quizás lo que más destaque sea su enorme pórtico de entrada, sus contrafuertes y las gárgolas. Interiormente su altura abruma por la verticalidad de las formas de la nave principal: las columnas rectas acabadas en arcos, las bóvedas… todo da la sensación de estrechez de la nave (cuando no lo es) y de inmensa altura.
Nave interior de la Colegiata
Sin duda, y a pesar de su exterior, lo más bonito de ver en la Colegiata se encuentra en su interior, especialmente con las obras del siglo XVI que se conservan del maestro Jacques de Broeucq. Sus bajorrelieves de mármol son preciosos y representan a la «Resurrección» y a «San Bartolomé». Curiosamente las obras de este escultor se habían perdido durante la Revolución Francesa pero se recuperaron posteriormente.
Resurrección – Bajorrelieve de Jacques du Broeucq
Igualmente dignas de ver son sus luminosas vidrieras que además de datar del siglo XVI son las más completas de toda Bélgica. No os perdáis los detalles iconográficos de cada una de ellas en la que se representan diferentes momnetos de la vida de Cristo y de la Virgen.
Vidrieras de la Colegiata de Santa Waudru
Por último, cómo no, lo más importante de la Colegiata es el relicario que hay sobre el altar donde se encuentran los huesos (salvo la cabeza) de la Santa. El relicario es precioso, dorado y encastado con piedras preciosas. Desgraciadamente no es el relicario original, el cual fue destruido a finales del siglo XVIII durante la segunda invasión de Mons. El que contiene hoy día los huesos de Santa Waudru es del siglo XIX. La cabeza se conserva en una de las capillas laterales. Finalmente, relacionado con el culto a la Santa y con los desfiles procesionales, en un lateral de la iglesia se encuentra la popular Carroza de Oro, un carro hecho en madera dorada construido a finales del siglo XVIII, y que se utiliza como carroza procesional para la Santa Waudru.
Carroza de Oro
Información práctica para visitar la Colegiata
- Dirección: Place du Chapitre
- Horario: de 9,30 a 17,30 h.
- Visita gratuita
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